CULTURA

Un poema para comenzar...

TE CONOCI
Siempre que pienses en mí
Recuerda que aquí estoy para ti
Y que un día tu amor
Me hizo feliz.

Tú me miras
Tú me matas
Tú me haces mucha falta.

Pienso mucho en ti
Porque estas en mi corazón
Y de ahí es difícil salir porque eres parte de mi.

Cuando te conocí supe que eras
Lo más importante para mí
Y ahora que te tengo aquí
Me haces muy feliz.

Autora: Fernanda Sandoval B.
Grado 10º Fase Preliminar
Compañía Córdova

Un Dibujo para mostrar...

AUTOR: Juan Manuel Garzon Borda
Grado: 7º
Compañia D´luyher

Algo de mi propia inspiracion y practica rayando papel...



PARA REFLEXIONAR, PONER EN PRÁCTICA Y COMPARTIR

Siembra buenos pensamientos y cosecharás buenas acciones; siembra buenas acciones y cosecharás buenos hábitos; siembra buenos hábitos y cosecharás un buen carácter; siembra un buen carácter y cosecharas un éxito. WILLIAM JAMES

La buena educación de un hombre, es su mejor garantía contra la mala educación de otros. LORD CHESTERFIELD

No nos hace falta valor para emprender ciertas cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque nos falta valor para emprenderlas. LUCIO ANNEO SENECA

El que no sabe y no sabe que sabe, es un ignorante: enséñale.
El que no sabe y sabe que no sabe, es sincero: ayúdale.
El que sabe y no sabe que sabe, está dormido: despiértalo.
El que sabe y sabe que sabe, es inteligente: síguelo.
PROVERBIO ARABE


Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia. SÓCRATES

Sigue las tres R: Respeto a ti mismo, Respeto por los demás y Responsabilidad sobre todas tus acciones'' DALÁI LAMA

El hombre mediocre sólo tiene ruinas en el cerebro y prejuicios en el corazón. JOSE INGENIEROS

La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia. AMOS ALCOTT
La única manera de poseer un amigo es serlo. EMERSON
Se puede enseñar al estudiante una lección para un día, pero si logramos despertar en él la curiosidad, seguirá aprendiendo durante toda la vida.

Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra.

El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo.

Las mejores ideas han surgido de la soledad y las peores del tumulto.

Aquel que aprende pero no piensa, está perdido; aquel que piensa pero no aprende, está perdido.

Los buenos pagan por los malos y los malos cobran por los buenos. MARIO MORENO 

Vela por tus pensamientos cuando estés solo, y por tus palabras cuando estés con los demás. EPICTETO

 
LEE para pensar.
PIENSA para escribir.
ESCRIBE para servir.
SIRVE para progresar.

Me enamore de un ideal, pero en el camino hacia el, me enamore del camino.

No siempre el silencio es discreción; y no es el silencio lo que vale oro, sino la discreción. SAMUEL BUTLER

De nada vale decir:” Estamos haciendo todo lo posible”. Hay que hacer todo lo necesario.
SIR. WINSTON CHURCHILL

La vida consiste en toneladas de disciplina. ROBERT FROST

La democracia es el arte de disciplinarse así mismo, para no tener que verse disciplinado por otros.

Hay un momento ideal para empezar a superarte “AHORA”.

LA CARTA A GARCIA

Esta historia sucedió en 1899 y es quizás la más conocida de todas las alegorías gerenciales; ha circulado por todo el mundo desde finales del siglo XIX, concretamente desde marzo de su último año, cuando ya se había publicado en la revista Philistine. La moraleja es breve: el héroe es siempre aquel que cumple la misión, el que lleva la carta a García. Los más importantes fragmentos del texto original dicen:

Hubo un hombre cuya actuación en la guerra de Cuba culmina en los horizontes de mi memoria, como culmina un astro en un perihelio. Sucedió que cuando estalló la guerra entre España y estados unidos, se palpó claramente la necesidad de un entendimiento inmediato entre el presidente de la unión americana y el general Calixto García. Pero, ¿Cómo hacerlo? García se hallaba en esos momentos Dios sabe donde, en alguna serranía perdida en el interior de la isla, y era preciso obtener su colaboración. Pero, ¿cómo hacer llegar a sus manos un despacho? ¿Qué hacer?

Alguien dijo al presidente: “conozco a un hombre llamado Rowan. Si alguna persona en el mundo es capaz de dar con García, ese es Rowan”.

De qué manera el sujeto que lleva por nombre Rowan toma la carta, la guarda en la bolsa            
Que cierra contra su corazón, desembarca a los cuatro días en las costas de Cuba, se desaparece en la selva primitiva para reaparecer de nuevo a las tres semanas al otro extremo de la isla, cruzando un territorio hostil, y entrega la carta a Garcia, son cosas de las cuales no tengo especial interés de narrar aquí. El punto sobre el cual quiero llamar la atención es este: McKinley, presidente de Estados Unidos, da a Rowan una carta para que la lleve a Garcia, Rowan toma la carta y no pregunta: “¿Dónde debo encontrarlo?”

¡Loado sea Dios! He aquí un hombre cuya figura debería haber sido vaciada en bronce imperecedero y colocada en cada uno de los colegios del país.  Porque lo que debe enseñarse a los jóvenes no es esto o lo de más allá, sino vigorizar y templar su ser íntegro para el deber; enseñarlos a obrar prontamente, a concentrar sus energías, a hacer las cosas, “a llevar la carta a García”.

El general García ya no existe, pero hay muchos Garcías en el mundo. ¡Qué desaliento no habría sentido otro hombre de empresa, que necesita la colaboración de muchos, que nos se haya quedado alguna vez estupefacto ante la imbecilidad del común de los hombres, ante su abulia, ante su falta de energía para llevar a término la ejecución de un acto!

Descuido culpable, el trabajo a medio hacer, desgreño, indiferencia, parecen ser la regla general. Y sin embargo no se puede tener éxito si no se logra por uno u otro medio obtener colaboración completa de los subalterno, a menos que Dios en su bondad obre un milagro y envíe un ángel iluminador como ayudante.

El lector puede poner a prueba mis palabras: llame a uno de los muchos empleados que trabajan a sus órdenes y dígale: “Consulte usted la enciclopedia y hágame el favor de sacar un extracto de la vida de El Correggio”. ¿Cree usted que su ayudante le dirá: “Si, señor” y pondrá manos a la obra?

Pues no lo crea. Le lanzará una mirada vaga y le hará una o varias de las siguientes preguntas:¿Quién era él? ¿En qué enciclopedia busco eso? ¿Está usted seguro de que eso corresponde a mis funciones? ¿Po qué  más bien no ponemos a Carlos a que lo haga? ¿No será la vida de Bismarck la que usted necesita? ¿Lo necesita con urgencia? ¿Quiere que le traiga el libro para que usted mismo busque allí lo que necesita? ¿Para qué quiere saber eso?

Y le apuesto diez contra uno a que después que usted haya respondido íntegramente el anterior cuestionario, y haya explicado el modo de verificar la información y para qué la requiere usted, el prodigioso ayudante se retirará y buscará a otro empleado para que le ayude a buscar a García y regresará para decirle que tal hombre no existió en el mundo.

Puede suceder que yo pierda mi apuesta, pero si la ley de los promedios es cierta, no la perderé. Y si usted es un hombre cuerdo no se tomará el trabajo de explicarle al ayudante que Correggio se busca con C y no en la K; más bien se sonreirá y suavemente le dirá: “Dejemos eso”. Y buscará usted personalmente lo que necesita averiguar.

Y esta incapacidad para la acción independiente, esta estupidez moral, esta atrofia de la voluntad, esa mala gana para remover por sí mismo los obstáculos, el lo que retarda el bienestar colectivo de la sociedad. Y si los hombre no obran para su provecho personal, ¿qué harán cuando el beneficio de su esfuerzo sea para todos?. Se palpa la necesidad de un capataz armado de garrote. El temor a ser despedidos el sábado por la tarde es lo único que retiene a muchos trabajadores en su puesto. Ponga un aviso solicitando un secretario, y de cada diez aspirantes, nueve no saben ni ortografía ni puntuación.

¿Podrán tales personas llevar la carta a García?...

Mi corazón está con aquellos obreros que trabajan lo mismo cuando el capataza está presente que cuando está ausente. Y el hombre que se hace cargo de una carta para García y la  lleva tranquilamente sin hacer preguntas idiotas, y sin la intención perversa de arrojarla en la primera alcantarilla que se encuentra al paso, y sin otro objetivo que conducirla a su destino, a ese hombre jamás se lo despedirá de su trabajo, ni tendrá que entrar jamás en huelga para obtener un aumento de salario.

La civilización es una lucha prolongada en busca de tales individuos.  Todo lo que un hombre de esta clase pida, lo tendrá; lo necesitan en todas partes: en las ciudades, en los pueblos, en las aldeas, en las oficinas, en las fábricas, en los almacenes. El mundo lo pide a gritos: el mundo está esperando siempre  ansioso el advenimiento de hombres capaces de llevar la carta a García.*

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*Se atribuye este documento a Elbert Hubbard, quien en diciembre de 1913 declaró que se habían impreso 40 millones de ejemplares de la carta después de haberse descubierto (por su hijo) que el verdadero héroe de la guerra en Cuba había sido Rowan, el que llevó el mensaje a García. Las traducciones del original difieren entre sí de manera sustancial. Por no tener a la mano la versión original en inglés, hemos consultado varias versiones en español.